TEJIDOS CONECTIVOS ESPECIALES

Tejido adiposo: El tejido adiposo es básicamente un derivado del tejido conectivo laxo con características y funciones especiales. Los lípidos que almacena representan el depósito de energía más importante del organismo (aproximadamente el 10% del peso corporal). Hay dos tipos de tejido adiposo; el más común en el adulto es el tejido adiposo blanco, mientras que el tejido adiposo marrón o grasa parda existe normalmente en el embrión y en el recién nacido, transformándose luego en tejido adiposo blanco. El tejido adiposo blanco está constituido por células adiposas o adipocitos y por escasa matriz intercelular. Se distribuye a modo de una capa debajo de la piel, conocida como panículo adiposo.

  

Figura 5.- Microfotografía óptica de adipocitos. 

 Tejido cartilaginoso: Es uno de los tejidos conectivos especiales con funciones de sostén. A diferencia de los demás carece de inervación y es avascular. Las propiedades del cartílago se deben principalmente a su matriz intercelular, que es firme, compacta y flexible. Se clasifica, de acuerdo con la composición de la matriz amorfa en tres tipos: hialino, fibroso y elástico.

El tejido cartilaginoso hialino es a simple vista de color blanco-azulado, translúcido, flexible y de consistencia firme. Está compuesto por: el pericondrio, sus células propias, los condrocitos y la matriz intercelular. El pericondrio es una cubierta de tejido conectivo denso Los condrocitos son las células cartilaginosas maduras, secretoras de la matriz intercelular. Esta última está compuesta por fibras colágenas y sustancia amorfa. Este tipo de cartílago se encuentra en los extremos de las costillas, en las carillas articulares y en algunas porciones de la pared de las fosas nasales y del árbol respiratorio (tráquea, bronquios). El cartílago no posee red de capilares. Las sustancias nutritivas llegan desde los capilares del pericondrio al condrocito por simple difusión a través de la matriz intercelular.

            El tejido cartilaginoso elástico es una variedad de cartílago con mayor proporción de fibras elásticas que el hialino. Se lo encuentra en el pabellón auricular.

El tejido cartilaginoso fibroso tiene características intermedias entre las del tejido conectivo denso y aquellas del cartílago hialino. Es el que forma, los discos intervertebrales y los cartílagos articulares           

Figura 6.- Cartílago hialino maduro: condrocitos en lagunas rodeados por una matriz basófila. En la parte superior se observa el pericondrio e inmediatamente por debajo, condrocitos inmaduros individuales en lagunas aplanadas. Figura 7.- Cartílago elástico (coloración con plata). Condrocitos en lagunas y un entretejido de fibras elásticas entre ellas. Figura 8.- Sección transversal de fibrocartílago con células cartilaginosas ubicadas en lagunas y matriz hialina con fibras de colágeno. 

 Tejido óseo: El hueso es un tejido conectivo especializado en funciones de sostén y protección cuya matriz calcificada le proporciona dureza y rigidez. En la bóveda craneana cumple funciones eminentemente protectoras. En el esqueleto, en cambio, sirve como armazón y sostén de las partes blandas. Conjuntamente con los músculos esqueléticos, los huesos conforman el aparato locomotor de los vertebrados. Las cavidades del hueso contienen a la medula ósea y a la vez la protegen.

Además de sus funciones puramente físicas y mecánicas, la matriz intercelular calcificada es importante para el mantenimiento del equilibrio iónico del organismo, puesto que representa la reserva más valiosa de calcio.

El hueso no es un elemento estático cuyas propiedades físicas dependen sólo de su compacidad. Sino que ofrece una admirable combinación de resistencia y firmeza, mientras conserva alguna flexibilidad. La arquitectura ósea es consecuencia de la adaptación a las fuerzas que soporta, lo cual implica incesantes procesos de destrucción y reconstrucción que se suceden durante toda la vida del individuo.

Aspecto macroscópico: Si se observa una sección de cualquier hueso (e incluso una radiografía), se podrá ver que está formado por dos variedades que se continúan sin transición: el hueso compacto y el hueso esponjoso. El hueso compacto es una masa sólida sin cavidades visibles, mientras que el hueso esponjoso es un conjunto de delgadas laminillas y trabéculas que delimitan un laberinto de cavidades. En éstas últimas está contenida la médula ósea. Los huesos están rodeados exteriormente por una capa de tejido conectivo denso, el periostio, que contiene vasos sanguíneos. Recubriendo la médula ósea y los espacios del hueso esponjoso, se dispone una fina capa de tejido conectivo rico en células, el endostio.

 

 

Figura 9.- Esquemas de la estructura ósea.

 Estructura histológica: El tejido óseo está compuesto por matriz intercelular calcificada que forma capas, llamadas láminas. Esta matriz ósea posee componentes orgánicos e inorgánicos. Alrededor del 65% del peso del hueso seco está representado por los componentes inorgánicos de la matriz y el más importante es el fosfato de calcio que se deposita en el interior y en la superficie de las fibras colágenas. Además contiene cantidades significativas de iones citrato, carbonato, sodio y magnesio. En el espesor de las láminas hay cavidades denominadas lagunas donde se ubican las células óseas u osteocitos; de cada laguna irradian canalículos que atraviesan la matriz llegando hasta su borde que están ocupados por las finas prolongaciones de los osteocitos. Los canalículos de cada laguna están intercomunicados con los de las lagunas vecinas. Este sistema de canalículos es esencial para la nutrición de los osteocitos, puesto que la matriz calcificada es impermeable.

El tejido óseo esponjoso está formado por trabéculas que se entrecruzan en distintas direcciones formando un reticulado esponjoso. La irrigación sanguínea transcurre por el tejido medular que rellena las cavidades, en tanto que las trabéculas se nutren por difusión a través de los canalículos de la matriz.

En el tejido óseo compacto ha desaparecido la organización trabecular para dar lugar a un sistema que permite una mayor concentración de laminillas. Estas últimas se disponen en tres formas típicas: los sistemas de Havers, los intersticiales y los circunferenciales.

Sistemas de Havers (SH): Constituyen la mayor parte de la masa del hueso. Son estructuras cilíndricas formadas por 4 a 20 laminillas concéntricas alrededor de un canal central, el "conducto de Havers". Cada SH está envuelto por una banda de glucoproteínas, la lámina de cementación. Los vasos sanguíneos (arteriolas y vénulas) que irrigan al SH transcurren por el conducto de Havers, al igual que las fibras nerviosas. Todos estos elementos están interconectados con los de otros SH.

Sistemas intersticiales (SI): Son zonas irregulares de tejido óseo laminar que se ubican a modo de relleno en los espacios que dejan libres los SH.

Sistemas circunferenciales externo e interno (SCE y SCI): Son finas capas de laminillas que se ubican en la zona cortical del hueso, por debajo del periostio y el endostio.

    

 

 

 

 

Figura 11.- Cortes transversales de tejido óseo compacto con canales de Havers, osteocitos en lagunas y las laminillas concéntricas.

 Tejido sanguíneo: La sangre es uno de los tejidos conectivos especiales constituido por una masa líquida que se mantiene en permanente movimiento dentro de un compartimiento cerrado, el sistema cardiovascular. El movimiento es producido por las contracciones rítmicas del corazón y también por la contracción de los grandes vasos y de los músculos, por los movimientos respiratorios pulmonares y, en menor escala, por la fuerza de gravedad.

La sangre está formada esencialmente por la sustancia intercelular líquida o plasma y por elementos figurados. Entre estos últimos se encuentran los glóbulos rojos, también llamados eritrocitos o hematíes, los glóbulos blancos o leucocitos y fragmentos citoplásmicos derivados de células especiales de la médula ósea, las plaquetas.

Las funciones que cumple la sangre son de índole muy variada y compleja:

a.        transporta los elementos necesarios para el funcionamiento de los distintos órganos, como el oxígeno, el agua y las sustancias alimenticias;

b.       recoge elementos de desecho;

c.        transporta secreciones hormonales que regulan el funcionamiento de algunos sistemas;

d.       interviene en la defensa del organismo.

El plasma es la parte líquida de la sangre. Está formado aproximadamente por 80% de agua, 8% de proteínas (albúmina, globulinas y fibrinógeno), alrededor de 1% de sales inorgánicas y 1% de glucosa. Contiene además vitaminas, hormonas, lípidos, entre otros compuestos

El plasma se halla en constante equilibrio con el líquido intersticial a través de los capilares. La albúmina es fundamental para el mantenimiento de la presión osmótica de la sangre, las globulinas son importantísimas en los procesos de defensa, mientras que el fibrinógeno es el responsable de la coagulación sanguínea.

La morfología de las células sanguíneas se estudia por el método del frotis, que consiste en extensiones delgadas y homogéneas de una gota de sangre sobre un portaobjetos. Se colorean con eosina y azul de metileno. Se observa al microscopio óptico con el objetivo de inmersión para detallar la morfología celular.

Los glóbulos rojos, eritrocitos o hematíes se observan en el hombre como discos bicóncavos anucleados. La forma de los eritrocitos es variada en los distintos grupos de vertebrados, siendo la bicóncava, típica del eritrocito humano. Esta le proporciona mayor superficie de intercambio y facilita el paso del eritrocito por los vasos sanguíneos. La forma se mantiene sólo si la presión osmótica interna del eritrocito es igual a la del plasma. En soluciones hipotónicas, los eritrocitos se hinchan hasta que su membrana se rompe liberando el contenido, proceso conocido como hemólisis.

Los eritrocitos contienen abundante cantidad de hemoglobina, pigmento que transporta de oxígeno y una pequeña cantidad de ferritina. La vida media normal de un eritrocito es de alrededor de 120 días. Una vez envejecido, el eritrocito es fagocitado por los macrófagos del bazo, el hígado y la médula ósea. La hemoglobina es degradada a hemo y globina. Parte del hierro es transportado unido a una proteína, la transferrina, a la médula ósea para ser reutilizado. El resto de la hemoglobina formará el pigmento biliar denominado bilirrubina. Los eritrocitos tienen la capacidad de apilarse cuando circulan por los vasos sanguíneos. Sin embargo cuando se ponen en contacto con plasma de otro individuo, pueden aglutinarse. Esto se debe a la presencia de aglutininas en el plasma y aglutinógenos en los glóbulos rojos. La distribución de los aglutinógenos determina la clasificación de la sangre en los conocidos grupos sanguíneos.

Las plaquetas son fragmentos citoplasmáticos, de menor tamaño que los glóbulos rojos. Las plaquetas tienen una vida media de 5 a 9 días y su función está relacionada con los procesos de coagulación de la sangre.

Los glóbulos blancos o leucocitos se agrupan en dos tipos: los granulocitos y los agranulocitos. Los granulocitos poseen gránulos en su citoplasma que de acuerdo con la afinidad tintorial se clasifican en neutrófilos, eosinófilos y basófilos. Los agranulocitos no poseen gránulos en el citoplasma y comprenden los linfocitos y los monocitos.

Los granulocitos neutrófilos constituyen en el adulto el 60-70% del total de los leucocitos. El núcleo es de forma irregular con un número variable de lóbulos. Estas células tienen una capacidad de fagocitosis muy amplia.

Los granulocitos eosinófilos constituyen el 1-3% del total de los leucocitos. Tienen un núcleo bilobulado cuyos lóbulos pueden estar libres o unidos por un delgado puente nuclear. La función del granulocito eosinófilo es poco conocida; tiene capacidad fagocítica, aunque más específica que el neutrófilo, y, por otra parte, libera compuestos relacionados con la contractilidad muscular y con los procesos alérgicos.

Los granulocitos basófilos representan menos del 1% del total de los leucocitos. Tienen gránulos citoplasmáticos muy numerosos que contienen heparina, histamina, y escasa serotonina. Estas células están relacionadas con los procesos inflamatorios, a través de la liberación del contenido de sus gránulos.

Los monocitos representan un 5-8% del total de los leucocitos de la sangre. Son las células más voluminosas y emiten pseudópodos para su traslación. Los monocitos permanecen en la circulación entre 10 y 12 horas y son precursores de los macrófagos del organismo. La capacidad macrofágica es adquirida cuando el monocito deja de circular.

Los linfocitos constituyen el 25-35 % del total de leucocitos de la sangre. Son células esféricas. Poseen un núcleo esférico o con una escotadura, que se tiñe muy intensamente debido a que su cromatina está muy condensada. El citoplasma es muy escaso con gránulos inespecíficos muy pequeños. Desempeñan un papel preponderante en las reacciones inmunitarias y tienen a su cargo las reacciones de hipersensibilidad.